Se me ocurre que una reforma de la escuela debe atender primero este tipo de cuestiones. Dejar de lado un poco la deserción (qué palabrita!) y los trastornos del aprendizaje y abocarnos más en mejorar o directamente cambiar lo que les ofrecemos a los chicos.
El sistema educativo se armó de atrás para adelante. Primero se crearon las universidades, después el colegio secundario, más tarde el primario y último, el jardín. Será por eso que está obstinado en atornillar a los alumnos a los bancos, cuando sus cuerpos infantiles lo único que piden es correr, saltar y bailar?
Cuánto podríamos hacer con y por ellos si estar sentado no fuera condición sine qua non para aprender y para enseñar, no te parece?
Algo de todo esto habla el muy lúcido profesor Adrián Paenza en este video:
Interesante...
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