El primero es la diversidad.
El segundo es la curiosidad.
Sinceramente, yo no tenía la menor idea de quién era Katy Perry hasta que José me mostró sus dibujos. Y la verdad, sigo sin saber muy bien quién es! Pero lo importante, me parece, en el caso que nos ocupa, no es Katy Perry ni yo, si la conozco o no, si me gusta o no cómo canta, si forma parte o no de la currícula.
Creo que lo que realmente importan en este caso son José y esa curiosidad que lo lleva a dibujar a Katy una y otra vez.
Las Katy Perry de mi alumno José |
Desde luego, "dibujar a Katy Perry" no forma parte del programa de séptimo grado! Pero los papás tienen que quedarse tranquilos. En la escuela nos estamos ocupando de motivar a sus hijos. Los alentamos a que exploren lo que tienen de particular, el interés por aprender y el gusto personal que por supuesto tiene cada alumno.
Esta defensa de la curiosidad no beneficia para nada a la complacencia. No me gustan las cosas hechas así nomás! Por el contrario, creo que la curiosidad nos vuelve mucho más exigentes.
Para los alumnos también implica un esfuerzo mucho mayor que la simple tarea de cumplir con la fórmula tradicional estímulo-respuesta. Cada cual está directamente implicado en lo que está haciendo. No alcanza con hacer lo que supuestamente quiere la profe que hagan. Lo que está en juego son su imaginación, su sensibilidad, su actitud, su propia búsqueda.
Y en cuanto a los padres, lo que les pedimos es que se sumen a esta corriente de curiosidades. Que alienten lo que hacen sus hijos. Y que aprendan, con sus docentes, de ellos y de todas las Katy Perry que llevan entre manos, guardan en sus lápices y tienen en sus bolsillos!
El tercer principio, acá.
Más artistas en preparación
Muy interesante...
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