Por supuesto que no hay dos experiencias que sean iguales. Sólo con ver los grandes ventanales y las palmeras, los chicos descalzos y el mar, ya se advierten las enormes diferencias con nuestro clima, vegetación y paisaje. No comparto estos videos porque esté del todo de acuerdo con la propuesta de la escuela de Piracanga (que, dicho sea de paso, no conozco personalmente). Mi idea es que siempre hay algo que podemos tomar o que nos puede servir para poner en duda algunas prácticas que nos parecen indiscutibles (como por ejemplo, mantener clases con alumnos de la misma edad) y pensar en otras alternativas.
¿Qué te parece cocinar unos fideos en la cocina de tu escuela? ¿O que los chicos se fabriquen su propia ropa en clase?
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